Llegó el día. El electorado fué a votar y el resultado ha sido abandonar la UE. ¿Cómo hemos llegado a semejante resultado?
Escribía ayer unas horas antes de que cerraran las urnas que el resultado del referendum para abandonar la UE estaba en manos de la clase obrera. Viendo los resultados hoy se confirma que la clase obrera ha inclinado la balanza. De hecho ha sido la clase obrera, que vive en Inglaterra y Gales (no en Escocia o Irlanda del Norte), fuera de Londres, y mayor de 45 años.
Por qué han votado abandonar la UE. Los argumentos de fondo los puedes leer en el artículo de ayer, pero la razón fundamental es que esto es un voto de castigo.
Esa clase obrera inglesa se queja de que los políticos no solucionan sus problemas. Y durante toda la campaña han oído hablar a la mayoría de los políticos, el Banco de Inglaterra, las organizaciones empresariales, los sindicatos, la UE, la OCDE, el FMI, el Banco de Inglaterra, el presidente de Estados Unidos y de todos los países miembros de la UE, y un montón más de «expertos», decirles que lo mejor es quedarse en la UE. Y precisamente por eso han votado lo contrario, para romper el sistema, para darle una buena patada en el culo a toda esa élite política y económica que los ha abandonado en su miseria.
Recordemos que los integrantes los políticos partidarios de Leave son Boris Johnson como abanderado de la rama euroescéptica del partido conservador, la rama más conservadora del partido, y Nigel Farrage, quien abandonó el partido conservador hace años porque consideraba que el partido no era suficientemente conservador.
Esos son los que la clase obrera (inglesa, fuera de Londres, mayor de 45 años) ha convertido en sus portavoces.
¿Por qué?
Porque han hecho algo que el resto no han hecho: han escuchado sus quejas y les han dicho que las solucionarán: acabar con la inmigración, una subida de salarios, mejora en las infrastructures, mejora en la sanidad pública, mejora de la economía gracias a comerciar con todo el mundo, no sólo con la UE.
Hace una semana recibí un panfleto en casa que UK le da 300 millones de libras al año, suficiente para construir un hospital a la semana.
Horas después del anuncio de los resultados Farrage ya ha dicho que ellos nunca prometieron que los 300 millones irían a la sanidad pública. De hecho los políticos de Leave quieren reducir el tamaño de la Sanidad pública (algo que está en el programa electoral del UKIP).
Esa es la primera promesa que no se va a cumplir. La siguiente va a ser la de seguir comerciando con la UE o la de detener la inmigración. Porque un tratado de libre comercio con la UE requiere libertad de movimientos de personas. O sea que una de las dos promesas es mentira.
Porque la campaña «Leave» no quiere subir salarios, ni invertir en Sanidad, o infraestructuras, o en garantizar pensiones. Eso es precisamente lo opuesto a lo que quieren. Ellos lo que quieren es «take back control», como decía su eslogan. Pero para ellos. Los políticos de «Leave» son los neo-Thatcherites.
El hecho que UK sea uno de los países de la UE con mayor diferencia entre ricos y pobres no es culpa de la UE. Es culpa de las políticas de UK de los últimos 40 años.
Esperemos que los que han votado «Leave» sean conscientes de ello.